jueves, 26 de enero de 2012

Las cosas no son siempre como uno quiere.

Las cosas no son siempre como uno quiere. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Que el que la sigue la consigue y que antes de rendirte te acuerdes por lo que estás luchando. Dicen que hay que aprovechar la vida que son dos días, que hay que vivir el momento. Que quién te critica te hace importante, que lo que se ama no se olvida, que el amor no son promesas sino hechos, que nunca digas nunca, que las reglas están para romperlas, que es mejor no confiar en nadie, que no hay mal que por bien no venga, que al mal tiempo buena cara, que hay que dar segundas oportunidades, que quién juega con fuego se quema, que con quien te ven te comparan, que todos los hombres son iguales y más vale pájaro en mano que ciento volando, que la suerte de la fea la guapa la desea, ojos que no ven corazón que no siente, y que nada es para siempre.

sábado, 7 de enero de 2012

Porque el amor, no responde a razones

Un pensamiento ligero se le aleja como una gaviota volando a ras de las olas maldivas. Siente una amarga certeza: creces, experimentas, aprendes, crees saber cómo funcionan las cosas, estás convencido de haber encontrado la clave que te permitirá entender y enfrentarte a todo. Pero después, cuando menos te lo esperas, cuando el equilibrio parece perfecto, cuando crees haber dado todas las respuestas o, al menos, la mayor parte de ellas, surge una nueva adivinanza. Y no sabes qué responder. Te pilla por sorpresa. Lo único que consigues entender es que el amor no te pertenece, que es ese mágico momento en que dos personas deciden a la vez vivir, saborear a fondo las cosas, soñando, cantando en el alma, sintiéndose ligeras y únicas. Sin posibilidad de razonar demasiado. Hasta que ambas lo deseen. Hasta que una de las dos se marche. Y no habrá manera, hechos o palabras que puedan hacer entrar en razón al otro. Porque el amor no responde a razones.