Y es que esas
pequeñas cosas no sirven de nada si no tienes nadie con quien compartirlas,
porque solo cuando las compartes las pequeñas cosas pasan a convertirse en
autenticas joyas. Las joyas de verdad no están ni en los museos ni en las cajas
fuertes, las joyas de verdad no brillan
ni deslumbran, las autenticas joyas no son las que te hacen más rico, son las
que te hacen sonreír.
La felicidad es un
arma de doble fin no hay nada mejor cuando la tienes pero si la pierdes te
quedas hecho polvo
Porque al final del
día es cuando te das cuenta de que lo importante, es que tienes dos opciones y
hay que elegir, puedes elegir la opción fácil: dejarte caer y hundirte; o
puedes elegir la opción difícil: seguir buscando, y entonces, si tienes un poco
de suerte una de esas joyas pasara por delante para darte el valor necesario y
volver a la superficie.